El presidente concede una entrevista a ‘La Vanguardia’, una semana antes de la jornada electoral
Pedro Sánchez cuenta los días que le quedan para ir a las urnas. Sabe que va por delante en las encuestas y que sólo un error puede evitar que gane las elecciones. Se le ve tranquilo, aunque la procesión va por dentro. La Semana Santa ha sido más de pasión que nunca. El presidente no quería debates electorales pero deberá afrontar finalmente dos, uno mañana en TVE y otro en Atresmedia el martes. Él espera ganar a los puntos, pero es consciente de que corre el riesgo del KO, cuando los rivales saben que estas dos citas son su última oportunidad para darle la vuelta a la intención de voto.
- Se han pasado media campaña debatiendo sobre los debates. ¿La solución no sería regularlos por ley?
- Sin duda. Después de cuarenta años de democracia, y ante la emergencia de nuevas realidades políticas que van a determinar en buena medida el espacio conservador, deberíamos tener una legislación acorde a los tiempos. Y en ello los debates juegan un papel fundamental.
- ¿Esperaba una campaña tan agresiva?
- Me lo barruntaba. La derecha no ha digerido la moción de censura y ahora lo que estamos viendo es una competición entre las tres siglas de la derecha por ver quién dice la mayor de las barbaridades, para así intentar aglutinar el voto conservador entorno a esa sigla.
- A menudo se ha llegado al insulto.
- No hay argumentos, no tienen proyecto político, lo único que proyectan son mentiras, insultos y crispación. El 28-A tenemos que poner a España mirando al futuro, no retroceder al pasado. Tiene que haber un reproche a esas formaciones políticas que han reducido la política al exabrupto y a la tensión permanente.
- ¿De todo lo que le han dicho qué es lo que más le ha sorprendido?
- Felón, sin duda alguna.
- En su gestión como presidente, usted ha priorizado el problema catalán, pero las propuestas de su programa no van más allá de afirmar que mejorará el autogobierno. ¿Eso es así para no entrar en polémica en campaña?
- Cuando hablamos de Catalunya estamos hablando de España. Si se fija, la derecha no le reprocha tanto a Torra o a Puigdemont, ni a los líderes independentistas, como al gobierno socialista. Aquí lo que está en juego es la España que queremos. Una España plural, diversa, integrada, inclusiva, donde podamos caber todos.
- ¿Pero cuál es la solución?
- Las soluciones y propuestas que tengo para Catalunya son las mismas que para el resto de España. Cuando hablamos de la revalorización de las pensiones o de la recuperación de nuestro estado de bienestar, hablamos para la ciudadanía de Extremadura o Andalucía, pero también para Catalunya.
- Y el conflicto sigue ahí.
- El único partido que defiende el Estado de las autonomías es el PSOE. El independentismo lo que quiere es fracturarlo. Y la derecha y sus tres siglas lo que pretenden es la recentralización de competencias. Nosotros lo que deseamos es reforzar las autonomías. Porque además, ahora mismo en Catalunya reivindicar el autogobierno es reivindicar la convivencia, que es el verdadero problema de Catalunya.
- ¿Le sorprende que PP, Vox y Cs hablen tanto de Catalunya en sus mítines por España? ¿Todavía es rentable políticamente este asunto?
- Es que no hablan de Catalunya. En realidad, las derechas hablan de una España que no es la que quieren la mayoría de ciudadanos. Una España uniforme, que no reconozca su pluralidad y sus singularidades. Por el contrario, el PSOE representa esa España plural, que fue reconocida en la Constitución del 78, en el título VIII y que ahora se pone en cuestión.
- Casado quiere que diga que “no indultará a los golpistas”. ¿Qué tiene que responderle?
- Dos cosas: Una, que hay que confiar en el trabajo de la justicia y del Tribunal Supremo. Y dos: que no existen precedentes en cuatro décadas de democracia de que un presidente anuncie si habrá o no un indulto antes que haya una sentencia.
- ¿Pero cuál es su posición?
- Los independentistas ya tienen el reproche político del PSOE. Yo he dicho, no sólo como presidente sino también como líder de la oposición, que lo que estaba haciendo el independentismo era fracturar la convivencia. Es más, apoyé la aplicación del 155 para devolver a Catalunya el orden estatutario y constitucional. El reproche político es evidente y contundente. Cuestión distinta son las consecuencias penales o judiciales que se puedan derivar de lo acontecido entre septiembre y diciembre del año 2017.
- También afirma el líder del PP que podría cerrar TV3. ¿Cree que hay un problema en la televisión pública catalana?
- Yo creo que sí que hay un problema de pluralidad, un problema de sesgo por parte de un medio de comunicación público hacia las tesis independentistas.
- ¿Y qué se debería hacer?
- Que la Generalitat reconociera a la otra parte de Catalunya, la que no vota el independentismo. Por eso siempre digo que esa Catalunya tiene que hablar con la otra Catalunya. Cuando propusimos una mesa de partidos políticos en el Parlament de Catalunya, la derecha no quiso ir, pero PDECat y ERC tampoco se lo tomaron en serio.
- ¿Por qué?
- Porque les pasa un poco lo mismo que le ocurre a la derecha en España, quieren tanto a Catalunya que la quieren para sí mismos. La derecha lo que quiere es a España para ellos solos y el independentismo lo que quiere es a Catalunya para ellos solos. Y aquellos que no piensan así no son catalanes, o no son buenos catalanes y eso tiene su traducción de múltiples maneras. Una de ellas es ese conflicto de convivencia que se puede ver también reflejado en la televisión pública catalana.
- Ha puesto en duda la fiabilidad de los partidos independentistas porque le apoyaron en la moción de censura pero luego no quisieron aprobar los presupuestos. ¿No son buenos compañeros de viaje?
- Yo creo que los líderes independentistas no son de fiar. En primer lugar, en privado dicen que la independencia no es posible y en público dicen que la intentan hacer posible. Engañan a la ciudadanía. En segundo lugar, anteponen la independencia y el ejercicio del referéndum por la independencia a cuestiones que tienen que ver con el bienestar y la prosperidad de ciudadanos catalanes, da igual a quien vote. Si el problema es que en Catalunya hay un gobierno que no gobierna. Partidos políticos que reivindican la autonomía de Catalunya pero no ejercen esa autonomía en beneficio de sus ciudadanos.
- ¿Y qué ha hecho el Gobierno?
- Fíjense: nosotros en estos diez meses hemos puesto en marcha la comisión bilateral que encauzó y materializó muchas de las cuestiones pendientes que tenía la Generalitat con el Gobierno, tanto en materia de inversiones como de cumplimiento de sentencias del Constitucional. Los líderes independentistas le dieron la validez que le dieron cuando cerraron la puerta a unos presupuestos sociales tras siete años de injusticia social. Ninguna, porque votaron en contra.
- ¿Y Podemos es más de fiar?
- No tengo ningún reproche que hacerles. Creo que han arrimado el hombro. Gracias a ellos hemos podido sacar políticas sociales que han sido buenas para la mayoría de la sociedad española y también para la catalana. Recuperación de la cotización a la Seguridad Social de las mujeres que cuidan a los dependientes, el subsidio al desempleo de las mayores de 52 años, o la subida del salario interprofesional o la reversión de los recortes educativos. Cuestiones que demuestran que efectivamente la izquierda tiene respuestas para los problemas de los ciudadanos. La pena es que no pudimos materializar los presupuestos.
- ¿Le sorprendió que Albert Rivera diga que Ciudadanos nunca apoyaría un gobierno del PSOE?
- Si uno mira lo que está ocurriendo en la derecha española…..
- ¿La posición de Ciudadanos puede cambiar?
- Tengo que creer la palabra de los políticos, sobre todo cuando repiten lo mismo tantas veces. No tengo mucho más que añadir a su vocación de poner un cordón sanitario al PSOE. La ultraderecha siempre ha existido. Existió al principio de la democracia con Fuerza Nueva, que se integró en el PP y ahora tienen a Vox. Ciudadanos pudo ser otra cosa distinta pero, en el momento que miraron a la derecha y decidieron pactar con el PP y con Vox para salvar a España del “malvado Sánchez”, se han convertido en la tercera pata del banco de la derecha. Es su decisión y la respeto. Aunque creo sinceramente que hay muchos electores en Ciudadanos que no la comparten.
- Quizás es algo personal. Ciudadanos intentó ocupar la centralidad política.
- Yo creo que ellos han tenido su propio viaje, viaje al pasado.
- Usted ha generado el temor que si gana la derecha se recortarán las medidas sociales como el salario mínimo, las pensiones indexadas con el índice del coste de la vida...¿De verdad cree que puede ocurrir?
- Pienso que hay un riesgo cierto de que sumen las tres derechas. Que vuelva la corrupción, que vuelvan los recortes, una mayor desigualdad y que se enquiste la crispación y la confrontación territorial. Ese riesgo sólo puede resolverse votando masivamente al PSOE y a su apuesta socialdemócrata.
- Habla de una involución.
- No es que lo diga yo, es que lo dicen ellos. El PP habla de volver a la ley del aborto del siglo pasado y se pone en cuestión la ley integral de la lucha de la violencia de género. PP y VOX quieren revisar la naturaleza pública de nuestro sistema de pensiones… Son consensos que hemos consolidado en los últimos cuarenta años.
- Son las 10 de la noche del 28 abril, ¿cómo se lo imagina?
- Los españoles quieren que el PSOE continúe gobernando el país.
- Está muy convencido de ello...
- Yo tengo esa intuición.
El lado más personal: “Mi padre me lo advirtió: ‘¡La vida de partido es sacrificada!’”
El candidato del PSOE a las elecciones generales afronta una semana clave antes del 28-A
- ¿Cómo afectó la guerra a sus abuelos?
- A mi abuelo materno le encarcelaron y enfermó. Luego sería pescadero, y moriría al poco de nacer yo, de resultas de aquella dolencia.
- ¿Y los abuelos paternos?
- Cada Navidades me regalaban un billete de 500 pesetas metido en una postal con música... dónde escribían con su dificultosa letra: “Felicidades”.
- ¿No sabían escribir?
- No tuvieron oportunidad: mi abuelo fue pastor, luego fue a Alemania... De niño le acompañé a clases para adultos. Ver su letra me emocionaba: mi conciencia política nace ahí. Conservo esas postales.
- Sus padres, ¿qué le enseñaron?
- Mi madre me tuvo a los 18 años, mi padre tenía 20. Les he visto esforzarse: su ejemplo me enseña lucha y superación.
- ¿Qué póster lucia en su habitación?
- De la NBA, Magic Johnson...: quise ser baloncestista, entrené duro, competí... Me gustaba Nirvana . Y Lauren Bacall.
- ¿Cuál ha sido su héroe de ficción?
- Spiderman.
- ¿Y su personaje histórico favorito?
- Soy devoto de Manuel Azaña. Con Paco Ibáñez, fui a honrar su tumba en Montauban, y unos independentistas nos llamaron “fascistas”, ¡a hijos de exiliados!
- ¿Cuándo se afilió al PSOE?
- Mi padre militaba e intentó disuadirme: “¡La vida de partido es muy sacrificada!”, me advirtió. Me vio firme... y me afilié.
- Le vi en un Moros y cristianos...
- Con 21 años: era 1993, tiempos malos para el PSOE y las juventudes me enviaron a dar la cara... y Sardà me dio micrófono.
- ¿Y es sacrificado para su mujer?
- Begoña comprende mi compromiso y sus renuncias. No muchas parejas resisten tanta intensidad: soy afortunado.
- ¿Cuál ha sido su última discusión?
- No discutimos mucho: alguna cuestión doméstica del día a día, de conciliación...
- ¿Su peor día como presidente fue..?
- Hasta los días malos han sido buenos. Porque la política es un tejer y destejer, decía Azaña. ¡Ha sido un honor cada día!
- ¿Tendremos una TVE imparcial?
- Ya hemos despolitizado su dirección, y ahora los profesionales deciden.
- ERC y PDCat le tumbaron sus presupuestos: ¿le dolió... o le alegró?
- Nadie se alegró, ni yo. Nadie aplaudió.
- ¿No aplaudió un poco, por dentro?
- Yo quería gobernar hasta el año 2020.
- Enumere sus tres prioridades si se revalida como presidente.
- Una: transición ecológica de nuestra economía, neutra en carbón. Dos: contra la pobreza infantil, ¡es inaceptable!
- Y tres.
- ¡La educación! Hay que modernizarla.
- Si yo fuese Torra, ¿qué me diría?
- Es usted president de la Generalitat de Catalunya, créaselo y y gobierne.
- ¿Y si ahora yo fuese Junqueras?
- Valoro que diese la cara ante la justicia. Tenga ahora valentía para decir (a los que le creyeron) que la independencia no es posible: apueste por la convivencia.
- ¿Y si ahora yo fuese Puigdemont?
- Después de montar usted un enorme lío, ¡huyó!: preséntese ante la justicia.
- Si condenan a los Jordis a años de prisión.., ¿qué sentirá por dentro?
- Yo no me puedo permitir sentir nada por dentro.
- ¿No lleva indultos en el bolsillo?
- Lea lo que le he dicho a su director...
- ¿Qué les propone a los dos millones de catalanes independentistas?
- Salario mínimo de 900 euros. Estado del bienestar. Fortalecer Europa. Ecología contra cambio climático. Igualdad de género. Solidaridad. Ejemplaridad contra la corrupción... ¡Un proyecto de país!
- ¿Y a los catalanes autonomistas?
- Lo mismo.
- ¿Descentralizará competencias?
- No veo por qué deben radicarse en Madrid todas las instituciones del Estado.
- ¿Recentralizará algo?
- No, bastará con mejor coordinarse.
- ¿Podrá como presidente purgar los servicios secretos de Interior?
- ¿Purgar?
- ¿No hay un Estado dentro del Estado, con su propia lógica interna?
- Mire, si algo he descubierto como presidente del Gobierno... es que ¡el Ministerio del Tiempo no existe!
- ¿Están más calmados Alfonso Guerra y Felipe González?
- Últimamente no se les escucha mucho.
- Preferiría dimitir como presidente antes que aprobar ¿qué cosa?
- La pena de muerte. Que, por cierto, sigue vigente en España en caso de guerra...
- ¿Daría usted su vida por España?
- No me lleve a ese extremo, hombre.
- Si Pablo Iglesias le impusiera a usted cuestionar la monarquía.., ¿qué?
- Nunca me ha insinuado nada de eso.
- ¿Se siente usted monárquico?
- La Constitución del 78, con su monarquía parlamentaria, recoge buena parte del legado del republicanismo español.
- ¿Cree en la vida extraterrestre?
- Miro al universo... y pienso que sería muy arrogante creer que estamos solos.
- ¿Ha vivido algún suceso... extraño?
- ¿Que aquí pueda contarle? ¡No!, ja, ja.
- ¿Alguna borrachera homérica?
- O sea... yo... ¡no puedo beber tequila!
- Al decidirse a remover a Franco, ¿no está resucitándole?
- No. Los franquistas ya estaban ahí... y han ido aflorando por el declive del PP.
- ¿No se arrepiente de la exhumación, vistas las reacciones antagónicas?
- ¡En absoluto! Son los restos de un dictador, y cumplimos una resolución del Congreso: mejora nuestra democracia.
- Pero... quedan 100.000 Lorcas enterrados en nuestras cunetas.
- Volcaré recursos económicos para impulsar esas exhumaciones, me comprometo a dedicar diez millones de euros.
- ¿Por qué en sus mítines de primarias sonaba La internacional y ya no?
- Buena pregunta... para hacerle a mi comité de campaña de estas generales.
- ¿Se ha reconciliado ya con el Ibex?
- Ni eso ni lo otro: cada uno, en su ámbito.
- ¿Qué promesa electoral le costará más cumplir si llega a ser presidente?
- Modificar la ley electoral, me temo.
- ¿Qué le preguntan sus hijas?
- “¿Por qué la ultraderecha puede presentarse?”, se extraña la pequeña... Y yo les explico en qué consiste la democracia.
- ¿Qué le gustaría transmitirles?
- Que encaren siempre la vida con entereza, traiga lo que traiga, sea bueno o sea malo, con ganas y sin conformismo, porque la vida es maravillosa.
(Màrius Carol, Víctor-M. Amela, La Vanguardia)