La narradora y ensayista Marta Sanz asegura que tomó conciencia feminista a raíz del movimiento "MeToo y la manifestación del 8M, y publicó 'Monstruas y centauras'. Ahora acaba de coordinar 'Tsunami', una antología en la que escribe el prólogo y donde reúne a diez autoras de diferentes generaciones
Personal-
Nacimiento: Madrid, 14 de noviembre de 1967 (51 años).
Formación: Es Doctora en Literatura Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid, su tesis trató sobre 'La poesía española durante la transición (1975-1986).
Galardones: Tiene importantes premios, como el Herralde de novela (2015), el Ojo Crítico de Narrativa (2001) o XI Premio Vargas Llosa de relatos. Fue finalista del Nadal en 2006 y semifinalista del Premio Herralde en 2009.
Trayectoria: Se matriculó en un taller de escritura de la Escuela de Letras de Madrid, donde conoció al editor Constantino Bértolo, con quien comenzó su carrera. ha escrito novela, ensayo, poesía y relato, además de ejercer como editora. Entre sus obras más conocidas están las novelas negras 'Black, black, black' (2010) y 'Un buen detective no se casa jamás' (2012), 'Susana y los viejos' (finalista del Premio Nadal en 2006) y la premiada 'Daniela Astor y la caja negra' (2013), donde habla de la Transición. Ahora ha coordinado la obra colectiva 'Tsunami'
Escritoras como Pilar Adón, Nuria Barrios, Flavita Banana, Cristina Fallarás, Laura Freixas, Edurne Portela, Clara Usón, Cristina Morales, María Sánchez y Sara Mesa reflexionan en 'Tsunami' (Sexto Piso) desde su diferencia generacional y su experiencia personal sobre el feminismo y sus nuevos lenguajes.
- ¿En qué consiste 'Tsunami'?
- La idea de 'Tsunami' parte del editor, que quería que yo eligiera a un grupo integrado por diez mujeres que desde mi punto de vista pudieran encarnar diferentes maneras de entender as nuevas miradas y los nuevos lenguajes sobre el feminismo. A partir de ahí, me pongo a pensar; y partiendo de la base de que todos sabemos que cualquier antología es una amputación -siempre se queda mucha gente fuera-, me pongo en contacto con Pilar Adón, Edurne Portela, Sara Mesa... para que cada una de ellas escriba un texto autobiográfico sobre sus experiencias a lo largo de los últimos años, sus nuevas maneras de entender determinadas palabras y situaciones y sus nuevas formas de mirar sus genealogías, tanto las familiares como las culturales.
- ¿Y cómo se gestó?
- Quisimos hacerlo desde una perspectiva autobiográfica, porque pienso que la autobiografía es el género donde las mujeres podemos reflejar todo lo que se ha considerado obsceno a lo largo de la historia de la literatura. Y cuando hablamos de lo obsceno, como digo en el prólogo, hablamos de todo lo que se queda fuera de la escena, lo que tradicionalmente ha sido pequeño. Lo que parece que no tenía relevancia universal como para tener una resonancia literaria digna de contar.
- Son relatos muy diferentes, ¿qué impresión tuvo al leer el conjunto del libro?
- Sentí que todavía tenemos muchas cosas que aprender las unas de las otras. Me di cuenta o subrayé la idea de que es muy importante crear comunidades y redes. He sentido como si formara parte de un cuarto de estar, donde me sentía reflejada y al mismo tiempo pudiera aportar mi visión sobre las cosas. Creo que esto es fundamental, y es una de las características de 'Tsunami': conseguir que la autobiografía salga de lo meramente narcisista o de lo meramente 'ombliguista' y darnos cuenta de que es un género político que nos sirve para confrontar relatos, crear nuevas conversaciones y abrir nuevas comunidades en las que podemos ser fuertes mentalmente.
- ¿Qué le parece este avance y empuje del feminismo que vivimos en la actualidad?
- Pues me parece que es una oportunidad que no deberíamos perder. Yo lo que espero es que esto no se quede en una mera moda, sino que este 'tsunami' sirva para empapar dulcemente la tierra poco a poco. Me gustaría que respecto a la desigualdad que existe entre los hombres y mujeres, que es obvia y contable con las cifras tanto de feminicidios como en la situación de las mujeres en el mundo laboral, hubiera sensibilización en torno a esa brecha.
- ¿Qué le parece la reacción que también existe a este avance?
- Que haya una reacción es inevitable. Sabemos que cuando damos un pasito para adelante hay personas que están dispuestas a empujar y a generar una reacción para que demos veinticinco pasitos para atrás. Pero desde este punto de vista, lo que tenemos que intentar es que no nos roben el lenguaje, que no nos roben la palabra. Que no nos vendan como libertades cosas que no son tales; por ejemplo, la libertad de tratar a tus hijos homosexuales, eso me parece una cosa absolutamente peligrosísima. También intentar compartir las ideas con la gente de una manera más saludable, más positiva y sin permitir en ningún caso que nos roben los territorios conquistados.
- ¿Qué es tener conciencia feminista?
- El nombre del feminismo lo he asumido tarde y, sin embargo, me he dado cuenta de que, desde el principio, desde el primer libro que escribí en el año 1995, que se llamaba 'El frío', ya estaba allí, porque era un libro donde yo de alguna manera reflexionaba sobre ese amor vampírico y sobre ese sentimiento posesivo, que nos convierte a muchísimas mujeres y a muchos hombres también en seres humanos absolutamente desgraciados. Entonces, al final, en todos los libros que he escrito, desde mis comienzos, es ineludible el hecho de que soy una mujer. Por otra parte, soy una niña de la Transición y pensábamos que lo teníamos todo ganado y que la igualdad ya estaba conseguida. Pero con el paso del tiempo, con la experiencia acumulada, con el empezar a participar de la vida pública, te das cuenta de que no solamente es que seas feminista por las cosas que has escrito, sino que es absolutamente fundamental resignificar la palabra feminista, y también la palabra femenino.
(Carme Sigüenza, On, Deia)