El futuro de Europa
Un problema acumulado.- Vehículos y material escasos o deficientes son una rémora para la Bundeswehr
La herencia de Von der Leyen.- La anterior ministra causó escándalo por recurrir a costosas asesorías externas
La titular de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer (de blanco), junto a su predecesora, Ursula von der Leyen, anoche en la despedida de ésta |
Como es tradición en Alemania, el Ministerio de Defensa despidió a su última titular, Ursula von der Leyen, presidenta electa de la Comisión Europea, con una retreta ante el Bendlerblock, sede berlinesa del ministerio. También como es tradición, la banda militar interpretó tres piezas escogidas por la homenajeada: Wind of change, del grupo de rock duro alemán Scorpions; Ave verum corpus, un motete de Mozart, y –comprensiblemente, dado que emprende el camino de Europa– el Himno de la Alegría de Beethoven. En la ceremonia anoche participó también la nueva ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, nombrada para este cargo hace apenas un mes por decisión de la canciller Angela Merkel.
Kramp-Karrenbauer, presidenta de la democristiana CDU, hereda de la también democristiana Von der Leyen un ministerio en plena fase de reformas para atajar problemas que la Bundeswehr (las fuerzas armadas) arrastra desde hace mucho tiempo: vehículos y material escasos o en deficiente estado, y la ralentización del reclutamiento de tropas tras la suspensión en el 2011 del servicio militar obligatorio.
El pasado enero, un informe parlamentario desveló que en el día a día, por un motivo u otro, están disponibles menos del 50% de todos los tanques, buques y aviones. Se ha dado el caso de que militares alemanes en Afganistán tuvieron que recurrir a helicópteros civiles para desplazarse. El mal estado de vehículos y material es una rémora acumulada. La semana pasada, la Bundeswehr tuvo que suspender los vuelos de todos sus helicópteros Tiger (tiene 53) por fallos técnicos.
“La Bundeswehr quedó perjudicada tras el fin de la guerra fría, y luego fue orientada casi sólo a misiones en el extranjero; en otras palabras, todas las unidades que no tenían nada que ver con misiones extranjeras fueron descuidadas”, explica Carlo Masala, profesor de Política Internacional de la Universidad de la Bundeswehr de Munich, centro creado en 1973 para ofrecer formación académica a oficiales y aspirantes a oficiales. “A partir del 2014, cuando la defensa de la Alianza se convirtió en un tema para la Bundeswehr, resultó que falta material, personal e instrucción militar para afrontar el desafío”, concluye desde Munich el profesor Masala. Para intentar enderezar una situación endémica, el presupuesto de Defensa de este año ronda los 43.200 millones de euros, lo que supone un incremento de 4.000 millones respecto al del 2018.
Pero si estos son problemas estructurales, Kramp debe además afrontar otros dos asuntos que sí responden exclusivamente a la gestión de Von der Leyen, quien asumió el cargo en el 2013: el escándalo por las costosas asesorías externas, y la poca sintonía con los militares.
La semana pasada trascendió que entre enero y junio de este año, el Ministerio de Defensa y sus instituciones gastaron 155 millones de euros en asesores externos, casi tanto como lo que gastaron en servicios externos los otros 13 ministerios juntos (178 millones). Las cifras figuraban en la respuesta a una pregunta parlamentaria del partido izquierdista Die Linke. La explicación del Ministerio de Defensa a ese elevado gasto es que se debe a los retos de la digitalización, pero el escándalo del despilfarro perseguía a Von der Leyen desde mucho antes.
La ministra saliente tuvo asimismo tropiezos en su trato con los militares, que Annegret Kramp-Karrenbauer –también conocida como AKK– deberá también solven-tar. Hace dos años, el caso del teniente Franco A., un extremista de ultraderecha que pretendía hacerse pasar por un refugiado sirio y cometer un atentado, llevó a Von der Leyen a decir que en la Bundeswehr había “un problema de actitud”, una generalización que sentó muy mal entre los uniformados.
Quizá por ello, lo primero que dijo AKK al tomar posesión como nueva ministra el pasado 17 de julio fue: “Los soldados y otros empleados de las fuerzas armadas alemanas están bajo particular presión, y por eso merecen ser la máxima prioridad”. Kramp tuvo también palabras para las tropas en misión en el extranjero. En la actualidad, la Bundeswehr –que incluye ejército de tierra, armada, fuerza aérea, y administración civil– cuenta con 181.000 soldados, de los que 22.000 son mujeres, y con 81.000 empleados civiles.
El profesor Carlo Masala ve dos tareas principales para la ministra de Defensa en lo que queda de legislatura. “Por un lado, normalizar la relación entre la dirección política y las tropas y, por otro lado continuar con toda la fuerza política el cambio de tendencia iniciado por Von der Leyen –sostiene–. A largo plazo, es importante aumentar la capacidad operativa de la Bundeswehr y asegurarla para el futuro”.
Para Kramp, entrar en el Gobierno significa en teoría reforzarse para aspirar a la Cancillería en las elecciones previstas para otoño del 2021, a las que Merkel por decisión propia no se presentará. Pero en Alemania el Ministerio de Defensa ha sido siempre una cartera erizada de peligros para las carreras políticas de quienes la han ocupado, siendo Von der Leyen una notoria excepción por la carambola negociadora que la catapultó a Bruselas. Un reto añadido para AKK es pues, alertan varios analistas, cultivar su meta oficiosa de convertirse algún día en canciller, sin que parezca que ha aceptado ser ministra de Defensa sólo para alcanzar ese fin.
En el ámbito internacional, AKK afronta otra cuestión clásica alemana, que irrita sobremanera a la Administración Trump y que hermana a varios países europeos: el objetivo adoptado en el 2014 por los socios de la OTAN de destinar el 2% del PIB a defensa con el horizonte del año 2024. El actual gobierno alemán de coalición de conservadores y socialdemócratas ha prometido aumentar ese gasto hasta el 1,5% del PIB en el 2025, pero el SPD prefiere no ir a más.
“Kramp ha recordado que la República Federal de Alemania se ha comprometido en el marco de la OTAN a gastar más dinero en defensa, y ha visitado varias veces a las tropas”, recuerda Masala. Pero el actual presupuesto de Defensa, heredado de Von der Leyen, representa el 1,2% del PIB, muy lejos de las demandas de la OTAN, por mucho que Kramp insista y prometa.
(María-Paz López, La Vanguardia)